5.23.2007

Los piratas de los juguetes [Pt. 3]

Los corsarios dejaron parqueado el barco en el agua del inodoro, y soltaron a todas las feroces bestias del mundo imaginario. Soltaron a los delfines elefantes, que se nadaban al lado del barco, los pajarracos misteriosos con poder de tirar telarañas como El hombre araña, y muchos otros, tan terribles que es mejor no contarles.

Y empezaron a tomar a todos los juguetes, y entre los piratas y las bestias el cuarto se fue quedando vacío. En ese momento, Jacinto se llenó de valor, salto de la cama y trató de arrancarle su vieja tortuga a Cacayo el Caregallo. Cacayo no podía creer lo que estaba viendo, así que le gritó al Capitán, el cuál enfurecido mandó a que los pajarracos misteriosos lo envolvieran en sus redes.

Así, Jacinto fue capturado y llevado al barco, donde lo dejaron en una esquina con muchos juguetes viejos y rotos que habían sido acabados por los piratas, pues no sabían usarlos.

Después de muchas horas, como 45i322e caramelo exactamente -lo que en nuestra medición son demasiadas horas, es más ni siquiera nos cabrían en las manos y en los pies- Jacinto estaba desesperado y aburrido, pues amarrado y quieto no tenía nada que hacer, y sus amigos, los juguetes, estaban muy lejos.

Jacinto cogió un destartalado carrito de juguete y empezó a jugar. Soñaba que era el más veloz entre los pilotos de carreras y que en su pista adelantaba carros a mucha velocidad.

Lo que no sabía Jacinto es que como se encontraba navegando entre los mares imaginarios. Cada persona que pudiera imaginar algo, iba a poder vivirlo, y en ese momento alrededor de Jacinto la carera de carros era real.

Los corsarios aterrados y con miedo llamaron al capitán Rupete, quien al ver esto interrumpió el juego de Jacinto, y se lo llevo al cuarto personal. En este lugar, el Capitán asombrado y confundido le dijo:

-Aquí están guardados los juguetes más bonitos que he conseguido a lo largo de mi vida, y nunca he conseguido que algo suceda. Eso que te paso a ti, mientras tenías el carro.

Jacinto, quien estaba muy atemorizado con lal presencia del Capitán, y casi no podía musitar palabra, solo pudo contestar:

-Yo solamente estaba jugando.

El capitán no entendía que era eso de jugar, y le pregunto que en que consistía.

Y Jacinto que era un experto conocedor del tema, le empezó a contar que eso era lo que la mayoría de los niños hacía en su tiempo libre, y que era utilizar la imaginación para inventarse historias y situaciones, y que si tenías juguetes, estos podían hacer parte de lo imaginado, para divertirse.

El capitán se sentía muy feliz y se quedó mucho tiempo oyendo las historias que Jacinto le contaba sobre los juegos que había tenido en toda su vida.

Anterior Siguiente

No hay comentarios.: