5.23.2007

Los piratas de los juguetes [Pt. 2]

Entre los muchos piratas que conformaban esta tripulación, encontramos a Clarussa, la Medusa: una mujer que según cuenta la leyenda tenía la más hermosa cara entre todas las niñas de su edad, sin embargo después de un día de duros vientos en el que peleó con su mamá por no dejarla jugar con sus amiguitas, decidió irse a vivir al mundo de los sueños donde se unió a la tripulación de este barco, se puso una máscara en su cara para que nadie la reconociera y el pelo por estar tanto tiempo entre los mares de la imaginación se le convirtió de culebras como medusa.

El ayudante número uno del capitán se le conocía por el nombre de Cacayo el caregallo: quien un día siendo niño sus padres no lo dejaban tener una mascota para jugar pues era alérgico a casi todos los animales, y él solo soñaba con tener un gallo que lo despertara para ir al colegio y con quien poder hacer competencias de espuelazos; así que decidió marcharse de su casa al mundo de los sueños y donde pasó tanto tiempo con los gallos que empezó a adquirir su aspecto físico, y la nariz de Cacayo era puntiaguda y la boca se le había convertido en pico y sus patas eran patas de pollo con grandes espuelas.

El gran líder de este temible barco era el gran capitán Rupete el Sin Juguete: quien cuando era niño sus padres se negaban a regalarle juguetes y cuentos para niños, pues decían que esto iba a impedir el desarrollo de la inteligencia, y solo lo dejaban leer la revistas de finanzas y economía. Cansado de esa situación decidió irse a vivir al mundo de los sueños y adoptó la postura de uno de sus personajes favoritos, el capitán Garfio, parte de la historia de Peter Pan, libro que leía a escondidas en las noches sin que sus papás lo descubrieran. Tenía un largo y crespo pelo, se había conseguido con una peluca robada, una fina chaqueta de terciopelo rojo, con hilos de oro que bajaba hasta las rodillas, una pata de palo, y una mano con un garfio.

Cuando el capitán Rupete llegó a los grandes mares imaginarios decidió conformar una banda de piratas que robara los juguetes de los niños mientras dormían, y fue así como conoció a Clarussa, a Cacayo, y a una infinidad de corsarios que en este momento no recuerdo ni su nombre, ni su historia.

El plan de esa noche era regresar a la casa de Jacinto, para poder llevarse más juguetes como tesoros a sus arcas. Así que a eso de las 45i39 carrusel hora del mundo de los sueños- es decir a las diez de la noche en el horario que nosotros conocemos- emprendieron su viaje, y embarcando la nave empezaron a viajar entre las olas de los mares imaginarios, hasta que encontró la entrada del mundo real por el tubo mayor del acueducto, y así entre tubo y tubo, y gracias a la ayuda de la brújula loquilla, llegaron al inodoro del baño del cuarto de Jacinto.

Los corsarios, mientras bebían a grandes sorbos, y sin importar si hacían, reguero la mágica bebida encontrada en la famosa isla de Roxirina la cual permitía viajar al mundo real para robar los juguetes entonaban su canto:

“Cuídense juguetes que a robarlos van

Nosotros los corsarios, provenientes de la mar;

Prepárense niños no vallan a llorar,

Pues sin juguetes se van a quedar,

Somos los malvados, piratas sin barbas.

Que ahora poseemos al famoso CUMBIAMAN,

Y ya nadie, nunca derrotará, a nuestro valiente capitán.

Y al resto de juguetes nos podremos robar…..”

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