5.23.2007

Los piratas de los juguetes [Pt. 1]

Por: Felipe Botero Escobar.

Esa mañana de vacaciones, Jacinto se despertó como las 8 cuando su mamá lo llamó a desayunar.

Hacía unos pocos días, Jacinto había estado de cumpleaños, y sus padres le habían regalado a CUMBIAMAN, el nuevo superhéroe que buscaba salvar al mundo destruyendo a sus archienemigos con el baile de la cumbia.

Volviendo a la mañana de vacaciones, Jacinto se paró de su cama y no encontró a CUMBIAMAN junto a él. Lo buscó bajo la cama, entre las cobijas, y nada.

Bajó a la mesa muy preocupado a preguntarle a su mamá, quien no solo le dijo que no sabía donde estaba, sino que además lo regaño por desorganizado, diciéndole que como era posible que ya hubiera embolatado su regalo de cumpleaños.

Jacinto acabó de desayunar y subió muy triste a su cuarto a continuar buscando su muñeco, y ninguno de los otros juguetes quería decir nada ni que había pasado, pero lo único raro que Jacinto notaba era que a diferencia de las sonrisas normales que su oso, su culebra, los prehistóricos dinosaurios, los veloces carros, sus aguerridos soldados, entre muchos otros juguetes, estos tenían caras de pavor y de miedo.

Jacinto insistió y siguió preguntando, hasta que el peluche viejo y feo en forma de tortuga, que era considerado el más miedoso y raro entre los juguetes decidió agarrarle un pie a Jacinto y llevarlo hasta donde estaba la pantalla en la que se dibujaba con ruedas. Jacinto no podía creer lo que estaba leyendo:

prepárense demás juguetes, que nosotros los temibles corsarios de los mares imaginarios nos los llevaremos a la dimensión de los sueños. UNO A UNO”

Mientras tanto en los mares imaginarios en el barco hecho de madera de casa de muñecas robadas, que tenía una vela grande de retazos hecha de capas de superhéroes y vestidos cortados de muñecas que la hacían ver de muchísimos colores, que en la proa del barco -es decir la punta de éste- se adornaba una cabeza gigante de un tiranosaurio rex, mientras que la popa -es decir la parte trasera- tenia incrustada una de esas ballenas orcas que se inflan para jugar en la piscina.

Dentro del barco habían infinidades de juguetes de todas partes del mundo, no utilizados para lo cual habían sido inventados: muñecas con largo pelo como trapeador de borda; hombres elásticos para amarrar las barcas de asalto, las cuales tenían forma de pera gigante acostada; carros en los que cabían niños adentro utilizados como jaula de pesadillas, arma importantísima para asustar a los niños rebeldes, entre muchas otras cosas.

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