9.04.2007

Y que no me he resistido...

Desde hace más de 15 días, sentía muy dentro de mí un desbordado deseo de comprarme algo. Pero como soy de los que buscan los gangazos, nada me satisfajo. Vi pantalones, camisas, busos, películas, y nada. No busqué libros porque jamás se encuentran buenas ofertas. Pero estaba equivocado.

Saliendo de clase, muy a las 5 y 45 de la tarde, me encontré con una carpita en medio de una de las plazoletas de la Universidad (dizque 3er Encuentro Javeriano con el Libro) y dije: Vea, pues. Ni más, ni menos. Con tiempo de sobra, entré y busqué algunas ofertas. Aclaro que nunca compro libros viejos y/o usados. Me dan pereza. Son muy feos. Sin tapujos, no me agradan. Los libros deben tener un cutis terso, un color cremoso, un olor limpio y una refulgente letra. Nada de comprar vejestorios, como un mueble tipo Luis XV, jamás.

De tacaño solo revisé la sección donde decía Libros desde $5.000, ya que era el valor máximo que estaba dispuesto a pagar por cada libro. Veía costados, títulos, nombres; noventa y nueve por ciento desconocidos todos. Y si alguno llamaba mi atención, con un movimiento automático le volteaba a ver el sticker del precio. -$10.000, no me sirve. Cinco mil, y que estuviese nuevo. Complejo. Y dándole a la búsqueda se encontraron 5 títulos, todos a first sight -love?-. Lo que me dijera la carátula y un poco el título, nada más. Pura superficialidad editorial, y qué. Salieron:

- Grandes escritores rusos en Clásicos Universales de Oceano.
- Los cipreses de Córdoba de Yael Guiladi en Quinteto-Edahsa.
- Arkansas de David Leavitt en Quinteto-Anagrama.
- El insensible de Andrew Miller en Quinteto-Salamandra.
- La canción de Dorotea de Rosa Regás en Booket.

Y justo cuando ya había cerrado mi consumo en $25.000, vi una promoción de Punto de Lectura de Santillana. Tres libros por $35.000. ¡Eh, qué cosa, parce! Ya me había hasta encariñado con los desconocidos librejos que llevaba en mi mano, y me salen con esta. Solución: -la más consumista- ni pa' tanto, llevá los otros 3 también. $60.000 en total no son nada, por 8 libros. Y pues bueno, lo mismo me gasto en un buso. Decidí llevar los libritos. Había que hacer el gastico del semestre, y como no me lleno de esa mano de libros y fotocopias que me dejan mis maestros literatos, pos había que aliviar las culpas.

En Punto de Lectura: (ahora sí hubo nombres, títulos, oidas y lamidas a la hora de escoger).

- La tejedora de coronas de Germán Espinosa.
- La nostalgia del melómano de Juan Carlos Garay. (El único ya leído de todos).
- Yo, etcétera de Susan Sontag.

Y bueno, digamos algo más, intuitivamente también, falto de rigor crítico como la búsqueda.

- Arkansas me va a gustar. Los cripeses de Córdoba, tal vez.
- Grandes escr... lo compré por pura pretensión de literato. Hablando de Púshkin.
- La tejedora... está demasiado largo. Por ganarle a la promoción en número de páginas.
- La nostalgia... pa' leer en Cali de nuevo. Echado en la asoleadora.
- Estoy insensible frente a El insensible. Ni fú, ni fá. Pueden pasarme años.
- La canción... me la leo rápido. Intrascendente. Premio Planeta 2001, que argumento.
- A doña Susan nunca le fotocopié un artículo para clase. Ni idea. Es cuestión de culpa la compra.
- Y quiero saber más de la relación moros-cristianos en Los cipreses. Pero está larguito.

No más, suficientes especulaciones. Pero me siento satisfecho. No niego que me encanta pasar la tarjeta de débito. Es un placer hacerlo.

¡Y que no se diga por ahí que en esta casa no le invertimos a la Cultura. Y eso que lo libros no me hacen ver mejor vestido!

1 comentario:

Anónimo dijo...

tu ser se vuelve a llenar de cintas de colores otra vez, te hacia falta dejarte llevar por las teclas en la madrugada, de nuevo las ondas azules y verdes empiezan a merodear en tu cabeza