4.19.2007

Leviatan - Paul Auster

Este Leviatan de Auster contiene una buena dosis de misterio, detectives, explosiones, recuerdos y escritura, lo que la hace no menos que entretetenida. Recurre con extremada conciencia a los elementos del road-trip movie: la motivación a un viaje inofensivo que se convierte en una cuestión vital, la muerte ficticia del héroe, el cruce de umbral, la culpa por un asesinato, la necesidad de purificar el alma, la renovación de la identidad, la legitimación de una existencia descolocada. Incluso Aaron, como alter ego de Auster, se licencia el uso de la trayectoria vital de otros, y la propia inclusive, para validar la existencia de su gran amigo; mecanismo análogo a lo que hace Auster a través de la composición narrativa; la desaparición –muerte ficticia-, el castigo, la culpa, el umbral, la renovación, la muerte física, y la intención final de ambos alter egos, la purificación y la exaltación de las acciones del héroe. Es el camino de un alma errante que encuentra en la violencia política, aparentemente injustificada, la verdadera esencia de su existir.
Sin embargo, la obra de Auster puede llegar a tener ciertas irregularidades, que no se convierten en caudillos del texto pero sí dejan algunos sinsabores al lector siniestro; podrían llamarse digresiones insípidas. La motivación de Auster está exageradamente cercana a la motivación de Aaron. El ego del autor se siente constantemente. Las constantes analogías pueden llevar una intención de verosimilitud pero juega un papel contrario, donde el lector siente una subjetividad inadmisible, sobretodo en las ocasiones que éstas se vuelcan sobre la biografía egocéntrica del autor de Leviatán, no importa cuál se tome. Esa disculpa retórica, esa captatio benevolentae que el autor(es) evidencia(n) al final del texto, desinfla un poco esa sincera necesidad de contar la historia de Benjamín Sachs, el gran amigo. Se siente que esos espacios, que son rellenados después del primer mes de escritura abandonan la vitalidad de Sachs para enfocarse en la biografía ficticia de Aaron-Auster. Esa extrema cercanía entre fábula-protagonista-autor es tan fuerte que se ensombrecen los límites entre una novela negra o policíaca de gran calibre, y un diario íntimo de un bloqueado autor, que se motiva de la vitalidad ajena para dar espacio, bastante largo, a la decadencia propia. Y lo que más molesta al lector esa clemencia exigida. Tal vez si esta se quedara como una construcción de personaje, solo de Aaron, el sinsabor sería menor, pero con las excesivas similitudes entre ambos “autores”, la salvedad deja mucho que desear.
La construcción vertiginosa del lenguaje es otra cosa. La fluidez del texto, la memoria, la investigación, lo policiaco envuelven al lector y le atrapan de tal forma que en inesperadamente no puede abandonar hasta conocer la realidad de Sachs –óigase bien, no la de Aaron-Auster. El narrador detective, las pistas fragmentadas, la mujer fatal, el dinero son tópicos que atraen a los lectores de todo el mundo, y ahí el genio de Auster: en la conciencia de ese éxito editorial a través de un flujo de conciencia ágil, constante, sin mayores tropiezos técnicos y narrativos, es más sin mayores giros incomprensibles que hagan sucumbir al lector dentro de un laberinto literario. Es un autor clemente con el lector, y tal vez por eso esperaría que éste le sea bondadoso en compensación. Le guía el camino de manera concreta, lo sumerge en la vorágine del lenguaje, pero sin perderle de vista para que precisamente éste no le termine odiando.
De esta obra de Auster –habrá que recorrer otras a ver que valoraciones se mantienen- se puede decir que contiene la dosis perfecta entre agilidad, tropos retóricos y motivación editorial para lograr un buen entretenimiento. Precisamente aburrimiento no es lo que define esta obra de Auster. Tan entretenido como ver un documental sobre los archivos del FBI en Discovery Channel. Y eso es suficiente para decir que Auster tuvo la suficiente conciencia de estar escribiendo una buena obra, con los elementos necesarios para atrapar a miles de lectores; el infalible cronotopo del camino combinado con la tan cinematográfica novela negra esencialmente.

1 comentario:

Ana_Begins dijo...

voyeurismo, exhibicionismo, en todo caso la cosa es de dos vias, "ser blogger" (lo que quieran que eso signifique), es un ejercicio de dos vias, escribir y leer, vincular, propiciar un camino para que los incautos vaguen, entonces por acá vengo a responder el saludo